Utah Jazz, una de esas franquicias malditas, de proyectos ambiciosos, con grandes jugadores que año tras año se quedaba a las puertas de la gloria, pasa por uno de sus peores momentos en su historia.
De ser un equipo solvente, que cada año plantaba cara a cualquier rival en playoffs y se colaba en semifinales de la Conferencia Oeste, ha pasado a ocupar los últimos puestos de la liga con serias dificultades de lograr jugadores que aporten el salto de la calidad que tanto necesita la franquicia.
Los años de Maravich, Eaton, Hornacek, Malone, Stockton y demás jugadores históricos de la franquicia, se ven ahora como una época lejana vestida de gloria y decepción por no lograr nunca el ansiado anillo (solo disputaron las finales del 97 y del 98 con la maldición de encontrarse en ambas con la mejor versión de los Bulls de Jordan y compañía).
Cuesta imaginarse a los actuales Jazz llegando a unas finales con un proyecto sin pies ni cabeza, que comenzó con la marcha del mítico entrenador Jerry Sloan (en el banquillo de los Jazz desde 1988) tras discutir con su base estrella y jugador franquicia Deron Williams.
La “solución” que propuso la franquicia fue la de mandar a su estrella al por aquel entonces era el peor equipo de la NBA, los New Jersey Nets, como “castigo” a D-Will por su actitud contra Sloan. El tiempo no ha hecho mas que demostrar su gran error; mientras los Nets (trasladados a Brooklyn) cuentan con proyecto muy ambicioso, Utah ve como sus mejores jugadores emigran a otros equipos.
Tras la marcha de Sloan, las riendas del equipo las tomó Tyrone Corbin, haciendo un trabajo más que aceptable, liderando la difícil tarea de reconstruir la plantilla. En la pasado temporada los de Salt Lake City lograron un récord de 43 W 39 L, una satisfactoria temporada,(en la que lucharon por meterse en unos playoffs especialmente reñidos en el Oeste )que auguraba el retorno de unos Jazz competitivos con un gran juego interior y jugadores jóvenes con una gran progresión.
Sin embargo, las bajas sufridas (especialmente las de Paul Millsap y Al Jefferson) causan muchas dudas de la fiabilidad del proyecto. Jugadores jóvenes como Gordon Hayward serán este año los encargados de disiparlas.
Veremos si Utah tiene ganas de Jazz esta temporada.
Por : @Alvarovilla9
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