La leyenda del pistolero

Hablar de Maravich , es hacerlo de uno de las grandes leyendas de los años 70.

Uno de esos jugadores que de no existir, habría que haber inventado. “Pistol” Pete Maravich, nacido en 1947 en Pennsylvania, fue un base que revolocionó la forma de entender el juego, dándole un toque de magia al baloncesto.

Un chico corriente que comprendía este deporte de una forma diferente al resto, con una capacidad para ver pases que nadie más veía y realizar auténticas maravillas con el balón.

Y es que ya desde sus inicios se veía en él a una futura estrella de la NBA como demuestran sus números en las 4 temporadas que jugó en la Universidad de Louisiana (44 puntos, 6 rebotes y 5 asitencias de media por partido).

Y por fin en 1970 tras dudar entre jugar en la extinta ABA o hacerlo en la NBA, se presentó al draft de la  NBA de ese mismo año siendo escogido por los Atlanta Hawks en el tercer pick.

El comienzo de su temporada rookie fue cuanto menos desalentador debido en gran parte a la escasa química que había entre sus compañeros y los grandes egos de los veteranos del equipo.

Pero todo cambió tras el All Star Game. Los Hawks mejoraron  su record y Maravich disipó las dudas creadas a principio de temporada con numerosos partidos superando la treintena de puntos (quedando en tercer lugar para el galardón de Rookie del año).

Tras varias temporadas con los Hawks sin lograr triunfar en playoffs y acusando los problemas personales que había sufrido por aquella época (sin duda el golpe más duro para Pete, fue la muerte de su madre), la franquicia de Atlanta decidió traspasarle a la ciudad que por aquel entonces albergaba a los Jazz, New Orleans.

Pete jugó varios años a gran nivel siendo en una ocasión máximo anotador de la temporada con 31 puntos de media y dando un show nunca antes visto en la NBA, que como reconocería años más tarde,  Magic Johnson sirvió de inspiración para muchos jugadores entre ellos él.

Tras su paso por Jazz, y una breve estancia con los Boston Celtics (1980), decidió, tras el fallecimiento de su padre, una retirada algo anticipada aunque comprensible y con una frase que lamentablemente fue premonitoria: "No quiero jugar hasta los 40 años y morirme de un ataque al corazón".

Fue en 1988, con 40 años de edad, jugando un partido con sus amigos, cuando se desplomó en la cancha muriendo en el acto.

En 1996 fue elegido uno de los 50 mejores jugadores de todos los tiempos, siendo el único que recibió este honor tras fallecer.

La leyenda de un pistolero que siempre estará vivo en las canchas de la NBA.

@Alvarovilla9

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